lunes, 28 de septiembre de 2009

La realidad

Trágate tu incienso.
Me quedo con
los pocos recuerdos que me faltan cuando duermo.
Es
frágil,
me queda un comodín aun.
Sentado contra el viento
tu figura se hace humo azul.
Se entiende,
depende del tiempo,
suspiro.
Sus dientes no brillarán siempre.

Y me importa más bien poco que vivas para verlo.
Hay
sombras todavía que se vuelven contra el mundo.
Quedan cuatro gotas de maná que se escurren por mis manos,
y si el daño ya está hecho,
no me queda na.
Tira de la cisterna, déjame abandonao.
Yo seguiré comiendo mierda.
Seguiré creciendo...

Hay
segundos perdidos, minutos vacíos,
una vida malgastá que me está vetá.
Hay
mucho más que tripas tras esas paredes a las que llamas piel,
y yo quiero entrar.
(y yo pienso entrar)
¿Que porqué a ti?
Porque no hay nada al azar.
Tengo suerte de sentir,
ahora quiero tu saliva.
Ya morí por fin,
llevo años intentándolo,
querias realidad y no pienso vendértela.
¿Dónde quedan esos años de misterio y sutilezas¿
¿Dónde quedan tus palabras muertas que ni tú entendías?
Querías conocerme, asi que cómetelo todo.
No apartes las moscas.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

No vas a llegar

No vas a llegar.
Caminarás sin problemas,
abrirás unas puertas y darás a un jardín.
Pensarás que has llegado,
pero no vas a llegar.

Pensarás que has llegado y te acomodarás.
Dejarás de buscar por los recodos,
te sentarás a comer tierra
mientras delicias se descomponen despacio,
pero no vas a llegar.

Porque para ti, mis paredes son reconfortantes, a pesar de los gemidos
que consiguen atravesarlas.
Te chocas contra ellas
pero te sientes bien, porque no duelen.
Porque no te duelen.

Y quedarás amontonada
junto a decenas de individuos que pensaron como tú,
que dejaron de buscar a pesar de los gemidos
que atraviesan las paredes que me encierran.

Fuera es agradable y bonito,
pero dentro las paredes duelen,
y yo estoy dentro,
gritando como si fuera a desaparecer,
pero tú no me oyes.

Te siento y ruego porque no te acomodes.
Pido a nadie que no hables con esa gente
porque te convencerán para dejar de oír,
obviar mi sufrimiento y dejarlo como el encanto de ese jardín
al que fueron invitados para salvarme, no para ocuparlo.

Poco a poco me quitan la vida,
sintiéndose escogidos para hacerlo,
especiales por sortear un tosco laberinto en el que
todas las salidas llevan a mí.

No vas a llegar, y lo peor es que creerás que sí.
y luego llorarás y pensarás que fui cruel, que jugué contigo.
Te apoyarás en el muro y lamentarás haberme conocido
mientras con mis dedos que asoman intento decirte que lloras sobre un desconocido.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Nieve quemada

Fue un parpadeo demasiado largo, pero ahí estabas de nuevo, plantada ante mí, con un nuevo rostro, nuevo olor, nuevas formas y nuevos ojos, pero enseguida supe quién eras, porque no hay nadie que, como tú, deje a su paso ese olor a nieve quemada.

Sabía que te extrañaba, pero no hasta qué punto. Lo reconozco. Hice las maletas y huí muy lejos de donde nos vimos por última vez. Lo quemé todo y me lancé a vivir vagando entre gente anónima, intentando seguir andando siempre por un mundo en el que sabía con total claridad que no estabas.

Empecé a pensar que quería olvidarte. Creía que era mejor una vida sin ti. Sin querer, fui dejando atrás nuestro santuario, y los recuerdos, y sin saber lo que hacía, decidí olvidarte.

Entonces dejé de mirar a la cara al mundo, y este empezó a oler a verdad… a sudor, a sangre y orín.
Hacía años que no nevaba.

Dejó de dolerme mi propia sombra al fin, y de manera inconsciente, empecé a ponerte en la cara de la gente para finalizar de alguna manera una búsqueda sin sentido que no había llegado a empezar, porque yo no te buscaba, es más, dejé de pensar que existieras.

Fueron años de lluvia. El mundo entero llegó a estar embarrado, abnegado en su totalidad.
Fueron años tenues, tibios y sin sentido, en los cuales dejé de sentir. Aparqué sentimientos tales como la esperanza y la ilusión, y hasta que no volvimos a vernos, no me di cuenta de que también había borrado el dolor.

¿Sabes?
Has cambiado en este tiempo, aunque no mucho más que yo. Nos hemos cruzado en más de una ocasión, pero aun no me conoces. Parece ser que tú sí me olvidaste.
Sé que no huiste de mi, tan solo nos separamos.

Del mismo modo, que sé que seguirás tu camino sin haber reparado en mi. Volverás a llevarte tu aroma contigo, para dejarme de nuevo arropado por la mugre cosmopolita.
Aunque vuelve a nevar, pronto todo quedará embarrado de nuevo. Volverán las punzadas, losé, pero estoy contento. Porque sé que existes.

No correré tras de ti. Me asusta mirarte a los ojos y que no me reconozcas. Soy feliz porque sé que existes, y la próxima vez que nos veamos quizá sepas quién soy.

Hasta entonces, seguiré andando entre anónimos, pero esta vez no necesito chocar para sentir que existo. No miraré atrás, porque no me estás esperando. De acuerdo, tráeme tu dolor de nuevo, no me importa, pero solo si con ello puedo volver a mirarte a los ojos y verme en ellos. Ojalá la próxima vez que huela a nieve quemada, sea por estar a tu lado.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Acabaré acostumbrándome



Y acabaré acostumbrándome,
como con todo.
Si me quito este dolor punzante, a lo mejor mejoro.
Tarde o temprano serás mía,
olvida el tiempo,
solo cuento los segundos cuando quiero ir más lento.

Lento, suave... sabes de lo que hablo.
Si no salgo de mi ombligo es porque el mundo me da asco.
Y huí de aquí, pero hacía demasiado frío,
prefiero seguir fingiendo arropado por el rocío.
Es arrogancia,

La fragancia de mi vida hace rancia hasta las cosas más sencillas
y las contamina.
Mi ilusión está envasada al vacío,
si contigo haría el pack que cierra este ciclo

Alma en pena, trastornos,
Sangré en mi cuaderno.
Son cosquillas en mis tripas cuando sé que me estás viendo,
Cuando se que el sufrimiento lleva a más que la paciencia
No me espero a ser feliz.
No me esperarás, ¿recuerdas?

Hoy quizá me cambie el día,
No lo sé.
Yo me quedaré en la sombra, al amparo del ayer.
Que los crujidos de mi orgullo
no es más que ruido de fondo.
Que si exploto, si me rompo,
olo adornaría mi entorno.

Hoy descubro, el velo, adiós a mi esperanza,
Te recuerdo que aun tengo tus dudas.
Tengo el alfa de tu historia
atascado en la memoria,
con trocitos de cristales que me tientan más que el Prozac
de tus labios

Como que el daño ya está hecho.
Hace años que te extraño sin saberlo,
Y ahora que puedo palparte,
cuanto menos, me duele el deseo.
ahora que quería buscarte, ya dejaste de llamarme,
y no lo entiendo.

martes, 8 de septiembre de 2009



Normalmente, cuando se me ocurre algo, siempre hay otra parte de mi que salta y dice: no!

Pero ahora, todo dice: Sí!

No puede ser que en lo único en lo que he estado seguro en toda mi vida, sea mentira...


.Homer J. Simpson.