sábado, 24 de octubre de 2009

Correteando

Con los pies muertos por andar sobre hielo
me consumo,
me contraigo como musgo seco.
He llegado hasta el final de mi cápsula de petri.
Desde luego, todo ha cambiado aqui.
Masticando aceite,
respirando sueños.
Escoltado por la bruma de esto.
Reciclando los
cuentos que decías que eran solo para crías
quedan clausurados bajo montones de héroes que
eran para gente buena.
El exponente 0.
El exponerme me sitúa en cualquier punto muerto.
Mi mundo, frágil, queda pendiente de tus labios.
Cállame
para que pare de cortame en trozos.
Yo....
Se la solución pero no tengo los medios.
Quiero ser,
pero me pierde el recuerdo.
Puedo ver que enciendo el cielo,
con
cada gota de sangre crece el hambre por lo nuestro
y de algún modo yo
mido tu presencia aqui en orgasmos.
He descubierto nuevos mares donde ahogarme,
asique,
aunque me pese el aire que haya entre nosotros
la suerte existe para robarla,
como tú existes para seguirte.
Tengo el sentimiento exacerbado,
me mantengo como puedo, entre proscenio y escenario
hay un continente hueco buscando un telón abierto
y mil putas y bandidos esperando rellenarlo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Nada que prender

Apaga las luces.
Ahora sí.
Tenemos minutos en blanco.
Para decir que duele,
no necesito otra libreta.
Me sobran estrategias que fracasen.
Fallaste.
Buscabas el caballo ganador en un cerdo,
me asfixio entre el sudor de lo que tengo.
Dependo.
Supongo que el fin no solo apesta como un muerto,
hay maneras más amargas de acabar.
Yo llevo media vida intentando empezar
de cero.
Tengo casi ira,
casi rabia.
Me han propuesto como un reto,
como un hueco,
como un dedo señalando a los demás ganar.
Quedan para mi las sobras de este manjar podrido,
solo veo moho en este cuerpo de alquitrán.
Quieren maltratarme con sus risas y sus gritos
despreciando lo que pasa a dos metros de su portal.
Yo quedo con lo puesto
ya maldito por mil años,
me querían calladito mirando hacia la pared.
Tengo la sensación de ni siquiera estar jugando
y ni tan siquiera asi puedo dejar de perder...
Me dicen:
vete, aqui sobras.
Empiezo a emborronarme como lápiz en papel,
como un tapiz sin leer
me queman,
y ni siquiera mis llamas son capaces de alumbrar,
y es que no hay nada que prender...

miércoles, 7 de octubre de 2009

El vigilante

¿Y ahora qué?
Soy yo quien vigila a tus Watchmen.
Sangro miel,
normal que quieras chuparme la sangre.
Canto como un poseso,
sin pensar en lo que pienso,
porque no encuentro otra forma de seguir mordiendo barro.
Incómodo.
Tengo veneno en la saliva como un dragon de komodo.
Tengo que hablar sobre otra vida.
Necesito otro destino,
y más dinero,
perseguirte como un perro,
para adiestrarte como a un perro.
Me estoy haciendo experto en tí...
si pudieran besarme, solo dibujaría tus labios.
Y borraría al fin tus ojos,
porque, ¿qué nos une? en serio,
solo el recuerdo de una errata y el miedo a estar en lo cierto.
Y la esperanza es tan vacía,
que ahora nuestras despedidas son la envuelta de indirectas que van a menos.
Solo puedo pedir tiempo
y creer en algo,
hacerme a un lado con estilo y elegancia
y esperar a ver el hueco.
Y esperar a salir en el ojo del huracán,
porque ya que he de morir, al menos quiero hacerlo mientras vuelo.
Solo hablo de cumplir mis sueños
y me siento imbécil.
Tengo que encajar algunas piezas antes de volver a ver la nieve.
¿Quieres?
A mi me sabe más bien a poco.
Tienes millones de motivos para acabar apestando a otro.
En serio,
sé que llegarás aqui porque ya he visto las huellas,
pero no encuentro tu cuerpo descompuesto bajo las estrellas.
Quizá es vicio,
tengo arrogancia en los sentidos,
pero me siento bajo la lluvia a escribir un triste te quiero.
Ya ves,
yo me sepulto entre el futuro y el pasado,
y tú caminas sobre mi yendo cada vez más lejos.

martes, 6 de octubre de 2009



Yo lo sé. Es mi vida.
Puedes mudarte, pero eso no basta. Adoptas un hobby. Te sepultas a ti mismo en trabajo. Cambias de nombre. Improvisas. Pones el caos en orden. Lo haces cada vez que el pie se te cura lo bastante. Organizas todos los detalles.
No es lo que un psicólogo aconsejaría, pero funciona.

Te dices a ti mismo que el ruido es lo que define al silencio. Sin ruido, el silencio no sería precioso. El ruido es la excepción. Piensas en el espacio exterior, en ese frío y ese silencio increibles donde están esperando tu mujer y tu hijo. Solamente el silencio, no el cielo, sería una recompensa suficiente.

El truco para olvidar la situación general es mirar las cosas muy de cerca.
La manera más fácil de cerrar una puerta es sepultarte a tí mismo en los detalles.
Así es como nos debe de ver Dios.
Como si todo fuera bien.
Luego te quitas el zapato y das un pisotón con el pie descalzo. Das un pisotón bien fuerte y luego otro. No importa cuánto te duelan el plástico duro, la madera y el cristal, sigue pisando hasta que el vecino de abajo empiece a dar puñetazos en el techo.

.Nana. Chuck Palahniuk

jueves, 1 de octubre de 2009