Me dije:
Levanta, anda.
Imagino que alguien te echará de menos.
Si puedes, mírate a los ojos y di que estás despierto,
que no vale la pena,
que aprendimos más mirando cómo juegan esos niños con amigos,
pero solos.
No me compensa.
He mirado con envidia a aquellas nubes de tormenta
que se empeñan en seguir nevando en marzo,
y me escondo en aquel sitio
camino al mismo lugar donde se iría si estuvieras conmigo.
Donde llamo a cada cosa por su nombre
y me digo:
"quita esa sonrisa de tu cara!
No habrás creído que ahora puedes descansar..."
Porque sé que solo aprendo si me hago llorar,
porque sé dónde se esconden los reproches
y tengo que dejar de odiar a un mundo que me debe tanto...
como mínimo saber que aún queda una oportunidad,
que por triste que parezca,
sé que puedo conseguirlo.
Que por amargo que me sepa,
tengo algo que contarme, mi caída.
Que por cobarde que me sienta solo me queda esperar.
La caída (1956)
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La caída se presenta con una lectura un tanto curiosa, en forma de
conversación, aunque Camus tan solo nos permite conocer una parte de la
misma,
Esta c...
Hace 12 años
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